miércoles, 16 de mayo de 2012
Está el día
plomo y el bochorno se cuela por cada uno de los poros de mi piel. Es un día
espeso y sofocante. Confuso. De tanto en tanto corre un viento caliente que me
enmaraña la mente y densa mi pensamiento. Se me hace difícil agarrarme a la
realidad en toda su extensión.
Canta el
mirlo y su canto se cuela por la ventana entreabierta, lo mismo que otros
sonidos provenientes del exterior. Me cuesta pensar con claridad, ser
consciente de que todo vuelve a repetirse, que lo que durante largo tiempo creí
superado, vuelve de nuevo a llamar con fuerza a mi puerta.
No abro.
Sigilosamente me escurro tras los visillos del
alma y observo desde dentro como resurgen de nuevo viejas batallas que creía ya
ganadas.
No.
No quiero luchar de nuevo, quiero que esos visillos se vuelvan
opacos para no ver el exterior, para no enfrentarme de nuevo a aquello que llevé
sobre mis hombros como una cruz.
Pesa.
De nuevo el
canto del mirlo.
Como una atómata descorro los visillos y abro puertas y ventanas. Mi alma
se escapa fuera de mí y se abre a la inmensidad de Todo.
Siento que tengo que luchar. Voy a luchar. Voy a ser Yo.
*Imagen de aquí
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