Hay dos etapas en la vida distanciadas en el tiempo y gemelas entre sí: El Comienzo y el Final de la juventud. Esta es una de ellas.

Montaña Rusa

viernes, 22 de junio de 2012


Cuando más duele es al despertar. 

Abro los ojos con la sensación de salir de un profundo pozo y siento alivio de encontrarme de nuevo en brazos de la realidad, pero vuelvo pronto a caer en otro pozo más oscuro al ser consciente de esa realidad que ahora vivo.

Sí, es cuando más duele.

Todos los demás momentos de este presente son como una gigantesca montaña rusa en la que llego a subir a lo más alto, para de repente, y por sorpresa, caer en picado sintiendo que voy a estrellarme.

Quisiera entonces bajarme de esta atracción de feria y que unas manos amorosas me regalaran un algodón de azúcar de color azul, y que desde allá a lo lejos, llegara hasta mis oídos la dulce música del carrusel, muestra inequívoca de que me encontraba en un mundo de magia y de fantasía, lejos de la cruda realidad.

*Imagen de Aquí

Calor

miércoles, 16 de mayo de 2012


Está el día plomo y el bochorno se cuela por cada uno de los poros de mi piel. Es un día espeso y sofocante. Confuso. De tanto en tanto corre un viento caliente que me enmaraña la mente y densa mi pensamiento. Se me hace difícil agarrarme a la realidad en toda su extensión.

Canta el mirlo y su canto se cuela por la ventana entreabierta, lo mismo que otros sonidos provenientes del exterior. Me cuesta pensar con claridad, ser consciente de que todo vuelve a repetirse, que lo que durante largo tiempo creí superado, vuelve de nuevo a llamar con fuerza a mi puerta.

No abro.

Sigilosamente me escurro tras los visillos del alma y observo desde dentro como resurgen de nuevo viejas batallas que creía ya ganadas. 

No. 

No quiero luchar de nuevo, quiero que esos visillos se vuelvan opacos para no ver el exterior, para no enfrentarme de nuevo a aquello que llevé sobre mis hombros como una cruz.

Pesa.

De nuevo el canto del mirlo.

Como una atómata descorro los visillos y abro puertas y ventanas. Mi alma se escapa fuera de mí   y se abre a la inmensidad de Todo.

Siento que tengo que luchar. Voy a luchar. Voy a ser Yo.

*Imagen de aquí

Confusión

miércoles, 23 de noviembre de 2011


La sensación de que todo se ha parado se esparce por el aire, como si un incontrolable agujero negro se hubiera tragado el último atisbo de realidad.

El tiempo está quieto, varado entre la inconsciencia y el sopor pegajoso de la apatía. El presente se queda oculto bajo un velo de pensamientos inacabados, pensamientos que sin sentido se cuelan por las tenues rendijas del despertar y hacen mella en el alma confusa y perdida. No busca el camino, no sabe, no quiere.

Cae la luz y la confusión late con más fuerza.

Sólo queda la oscuridad.

Imagen de Aquí

Balanza

viernes, 23 de septiembre de 2011


Me pregunto por qué no acertamos a valorar aquello que tenemos hasta que no estamos a punto de perderlo. Me doy cuenta de cuantos momentos inigualables desperdiciamos con ello.

Y es tan fácil… Se trata simplemente de mirar a través del prisma que tenemos delante.

Me abstraigo hurgando dentro de mí misma y veo cada vez más lejana la maraña de confusión, que en otras etapas me asaltaron. Días plomos, cargados de nubes espesas que se adentraban con poder sibilino en mi alma. Días opacos y oscuros. Días muertos.

Tantos días, tantos momentos…

Despierto y compruebo que lo que ayer era futuro es hoy un presente distinto al imaginado, con la balanza inclinada hacia la esperanza.

Fuera también está todo verde, aún es pronto para que el otoño comience a mostrarse. Yo me muestro a mí misma la vida que poseo y me siento agradecida.

Foto de Aquí

Luminosidad

sábado, 3 de septiembre de 2011


Lejos quedaron los días de mar y arena, de viento de levante o de poniente, de noches escuchando el arrullo de las olas y soñando bajo una cúpula de plateadas estrellas.
Casi pasó el verano que estos días ha traído consigo el anuncio de un inminente otoño.

Deseo mucho que llegue.

Continúo con mi aprendizaje en esta nueva etapa. El azar ha hecho que comience a aprender a conocerme a la par que mi vida toma el rumbo marcado por la naturaleza.

Esta tarde mis ojos lo ven todo con una luminosidad distinta, el agua caída dejó la atmósfera limpia y transparente, trayéndome el presagio de cómo tal vez pueda ser mi futuro. 


Todo es cuestión de ponerle empeño.

Foto de Aquí 

Silencio

martes, 26 de julio de 2011

Es noche. Me he retirado a mi rincón y me he quedado a solas y a oscuras, tan sólo con el resplandor de la luna que ya comienza a asomar tras las copas de los árboles en la lejanía. El silencio es total y la quietud sorprendente. Algo extraño parece existir en derredor, algo extraño e inexplicable, misterioso tal vez.

Miro a los faroles que cuelgan de las esquinas de la casa. Dan una luz débil y azulada, insinuando las sombras del patio. Algunas mariposas nocturnas vuelan dando tumbos alrededor de sus luces y en su torpe vuelo se estrellan contra los cristales cegadas por ellas.

Todo lo demás parece descansar. Yo empiezo a temer a una soledad que me tortura en mis pensamientos. Temores carentes de sentido que se apoderan de mí y me hacen predestinar un incierto futuro.

Dejo que la noche se cuele por la ventana y cuelgo mis pensamientos en las estrellas antes de entregarme al sueño, imaginando que tal vez esa soledad a la que temo no sea tan solitaria cuando llegue.

Aún es pronto.

Fuera, sigue reinando el silencio.

Foto de Aquí

Nardo

miércoles, 29 de junio de 2011

Ya empieza a dormirse el nardo que hace tiempo floreció. Pétalos tersos, puros y blancos, tímidos, empujados a abrirse a la vida cargados inocencia y de futuro, comienzan ahora el camino de retorno, acelerado peregrinaje hacia una estancia desconocida.

No lucen su color tan níveo ni se muestran tersos como antaño. Ahora van cargados de vivencias que los han tornado sepia y que ajaron un poco su tersura y su aroma, dulces sentidos atrapados en el tiempo vivido.

Marchan cabizbajos, añorando un poco del verde incierto y del rojo brillante que poseyeron, testigos mudos que aseveraban esa pronta primavera. 

Encorvados se adentran en un sendero sin meta, duro peregrinaje de permanencia y final desconocido.

Pétalos cansados que obligan al nardo a refugiarse en el único lugar que posee: él mismo.

 
Secreter - Templates para novo blogger