lunes, 21 de febrero de 2011
Una luminosa tarde de febrero todo se volvió de morado luminoso con matices rosáceos. El alrededor desdibujó sus contornos y una nebulosa brillante ocultó el pasado, abrazó el presente y engendró al futuro.
Cuando salió la luna ya no era de plata. Lucía ingrávida en el cielo, morada como la noche.
Era noche de luna morada que derramaba lágrimas de mercurio.
Era el momento de la conjunción.
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