domingo, 8 de noviembre de 2009
Estuve releyendo lo escrito por mí en otro tiempo y de me antoja que fue escrito en otra dimensión, tanto es el tiempo que hace…Reflexiono sobre lo que escribí en aquellos lejanos años, mi diálogo interior, mi versión de lo que vivía en aquellos momentos, mis pensamientos.Me sentaba después de almorzar en la escalera de soberao, al sol del medio día de otoño, invierno a principios de la primavera, a plasmar en el cuaderno de anillas mis pensamientos, mis diálogos conmigo misma, mis desesperados y solitarios deseos…
Leo cuando una vez, al llegar a casa una noche de tormenta, con los pies mojados y las medias adheridas a mis piernas por el agua, me descalcé para no hacer ruido y que me quité el abrigo verde con cuello de plumas negras, teñidas creo, que lo cubrían como aves en vuelo, y que despedían vapor provocado por el calor de mi cuerpo. No había signos de vida en la casa. Todos dormían. Ya en mi habitación terminé de desvestirme y me metí sigilosamente en la cama. En la de al lado, mi hermana dormía plácidamente y eso me tranquilizó porque así me evitaba el recibir preguntas que no me apetecía responder. Era tarde, todo lo tarde que se puede considerar cuando se está comenzando la adolescencia.
Me sentí libre dentro de mi escasa libertad para poder soñar con lo vivido hacía escasas horas: el despuntar de la juventud.
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