lunes, 27 de septiembre de 2010
Espero apáticamente cualquier indicio de su llegada. Se retrasa y no me afecta profundamente, tan solo me incomoda. Quisiera evitar esta espera y sumergirme de lleno en mi interior del que tanto tengo que descubrir ahora. Lo demás ha cobrado un sentido secundario, incluso sus otras veces ansiada llegada.
Ya no me altero con la energía que se desprende ni me aleo con esos lazos de plata que surgían en aquellos momentos. Ahora soy yo y mi sensibilidad.
Por momentos se va apagando la tarde, cada vez más, cada vez infinitamente más mortecina.
Otoño, ansiado otoño. Mi otoño, tanto en la vida como en mi vida.
También el otoño vive en su llegada
Ya no me altero con la energía que se desprende ni me aleo con esos lazos de plata que surgían en aquellos momentos. Ahora soy yo y mi sensibilidad.
Por momentos se va apagando la tarde, cada vez más, cada vez infinitamente más mortecina.
Otoño, ansiado otoño. Mi otoño, tanto en la vida como en mi vida.
También el otoño vive en su llegada
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