viernes, 23 de septiembre de 2011
Me pregunto por qué no acertamos a valorar aquello que
tenemos hasta que no estamos a punto de perderlo. Me doy cuenta de cuantos
momentos inigualables desperdiciamos con ello.
Y es tan fácil… Se trata simplemente de mirar a través del
prisma que tenemos delante.
Me abstraigo hurgando dentro de mí misma y veo cada vez más
lejana la maraña de confusión, que en otras etapas me asaltaron. Días plomos,
cargados de nubes espesas que se adentraban con poder sibilino en mi alma. Días
opacos y oscuros. Días muertos.
Tantos días, tantos momentos…
Despierto y compruebo que lo que ayer era futuro es hoy un presente
distinto al imaginado, con la balanza inclinada hacia la esperanza.
Fuera también está todo verde, aún es pronto para que el
otoño comience a mostrarse. Yo me muestro a mí misma la vida que poseo y me
siento agradecida.
Foto de Aquí
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