lunes, 11 de enero de 2010
Por momentos pienso que este cambio es como un sueño, como soñar que me encuentro en otro planeta, solo vagamente similar éste en el que habito, y despierto en un estado de vértigo para descubrir que estoy en ese otro.
Es extraño, como una permanente sensación en la que creo que mi propia realidad se va alejando más y más, se empequeñece hasta no quedar de ella más que imágenes ocasionales que de vez en cuando afloran a mi memoria: imágenes de mi adolescencia, de mi infancia, de mi madurez…
Cuando quiero darme cuenta es como si mi estado actual nada tuviera que ver con el que he dejado atrás, y los parecidos entre ellos no son lo suficientemente claros para devolverlos al pasado.
Noches hay en las que acuden las imágenes acuden y no me siento vinculadas a ellas. Entonces me desconcierto y las hago desaparecer para que no aumenten mi confusión.
Porque… es todo a veces para mí tan confuso…
Es extraño, como una permanente sensación en la que creo que mi propia realidad se va alejando más y más, se empequeñece hasta no quedar de ella más que imágenes ocasionales que de vez en cuando afloran a mi memoria: imágenes de mi adolescencia, de mi infancia, de mi madurez…
Cuando quiero darme cuenta es como si mi estado actual nada tuviera que ver con el que he dejado atrás, y los parecidos entre ellos no son lo suficientemente claros para devolverlos al pasado.
Noches hay en las que acuden las imágenes acuden y no me siento vinculadas a ellas. Entonces me desconcierto y las hago desaparecer para que no aumenten mi confusión.
Porque… es todo a veces para mí tan confuso…
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