Hay dos etapas en la vida distanciadas en el tiempo y gemelas entre sí: El Comienzo y el Final de la juventud. Esta es una de ellas.

Humedad

lunes, 5 de octubre de 2009

Comenzó octubre y hoy no ha dejado de llover en todo el día, una lluvia que comenzó cuando aún no había roto el alba. El cielo aparecía como cubierto por un paño empapado y gris, colgado a muy baja altura, que se extendía de horizonte a horizonte y destilaba sin cesar una humedad sucia y fría.
La lluvia no solo caía de arriba; flotaba en el aire como húmeda neblina, se impregnaba en la ropa, se metía bajo los abrigos acolchados, goteaba dentro de las botas hasta inundarlo todo con una humedad muy viscosa que embotaba los sentidos.

Sin siquiera protegerme con el paraguas salí fuera, necesitando caminar y calarme hasta los huesos. La tela húmeda me excoriaba la piel. Nada estaba a salvo de la humedad.
Mi caminar se hacía lento y pausado a la par que mis pies arrastraban las hojas secas que ya habían comenzado a caer.

Emprendí el regreso al anochecer, cuando la lluvia se hizo más tenue y comenzó a correr un vientecillo incapaz de secar todo lo que el agua había mojado. Por la mañana todo seguiría igual de húmedo.
En el umbral me despedí del exterior en silencio, casi desconcertada, costándome trabajo ocultar mi desilusión.

Siempre me había gustado tanto la lluvia…

Foto de Aquí

 
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